Seguridad y resistencia: pros y contras de ventanas de PVC y de aluminio en el h

05 November 2025

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Seguridad y resistencia: pros y contras de ventanas de PVC y de aluminio en el hogar

Quien cambia las ventanas de su casa no está comprando solo vidrio y perfiles, decide de qué forma se comportará su residencia a lo largo de décadas: calor que se escapa o se queda, ruido que entra o no, mantenimiento, robos frustrados o forzamientos en segundos. Llevo años viendo obras, reclamaciones y casos reales de vecinos que se arrepienten o festejan su elección. La diferencia no la hacen solo el material y el género de carpintería, sino de qué manera se combinan con herrajes, vidrios, sellados y la instalación. Aun así, hay rasgos claros de las ventanas de PVC y de aluminio que resulta conveniente entender antes de firmar un presupuesto.
Qué significa seguridad en una ventana
Cuando un cliente del servicio me pregunta cuál es “más segura”, pido concreción. Seguridad no es una sola cosa. Hablamos de resistencia a intrusión, estabilidad estructural ante golpes y viento, comportamiento frente al fuego, y asimismo de salud y confort: condensaciones que mojan ventaluncarpinteria.comhttps taller de aluminio A Coruña https://posts.gle/YddqEU el marco y pudren yesos, perfiles que se deforman al sol, vidrios que estallan por tensiones. Cada una de estas variables se resuelve con piezas diferentes del rompecabezas: la carpintería de PVC o la carpintería de aluminio, los herrajes perimetrales, el vidrio laminado o templado, las fijaciones a obra y, no menos importante, el sellado perimetral.

Por experiencia, la mayor parte de robos por ventana no se producen rompiendo el cristal a martillazos. Quien entra aprovecha el punto débil del cierre o apalanca el marco con una palanca. De ahí que los herrajes con bulones tipo champiñón, las manillas con llave y el refuerzo interior del perfil sean tan determinantes como el material del marco.
Ventanas de PVC: lo que hacen bien y lo que debes vigilar
Las ventanas de PVC han ganado terreno por su genial aislamiento térmico. El PVC es un material poco conductor, así que frena el flujo de calor con más facilidad que el aluminio. En climas con inviernos fríos o grandes oscilaciones entre día y noche, se nota: se reduce la sensación de pared fría, baja la factura de calefacción y disminuye el riesgo de condensación en el interior del marco. En números reales, un buen perfil multicámara con 70 a 82 mm de profundidad, conjuntado con un doble vidrio con cámara de dieciseis mm y baja emisividad, puede bajar el coeficiente U de la ventana por debajo de uno con tres W/m²K, algo bastante difícil sin ruptura de puente térmico muy cuidada en aluminio.

En seguridad, el PVC responde bien si incorpora refuerzos metálicos internos. El material, por sí mismo, es más blando que el aluminio, y si se prescinde del refuerzo para ahorrar peso y costo, la hoja puede flexar bajo palanca. He visto correderas ligeras de PVC abrirse con una palanca de carpintero en menos de veinte segundos por el hecho de que el perfil tenía cámaras vacías, sin acero dentro. Por contra, una practicable de PVC con refuerzo continuo, herraje perimetral, bulones antipalanca y vidrio laminado 3+3 o 4+4 se comporta de forma muy digna ante intentos de intrusión improvisados.

El talón de Aquiles de ciertos sistemas de PVC es la exposición continua al sol intenso y la dilatación. Los buenos perfiles resisten bien, pero en orientaciones sur y oeste, con testeras oscuras que recalientan, aparecen dilataciones apreciables. Esto no es un drama si la instalación prevé holguras y calzos adecuados, mas si se instala “a presión”, surgen rozamientos, ajustes que aflojan o aberturas que no encajan fino con los meses. El mantenimiento, eso sí, es casi nulo: limpieza con agua jabonosa y repasar herrajes todos los años. No requieren pintura y no se pican.

Respecto al fuego, el PVC es autoextinguible y no gotea llamas, pero emite humos cuando se quema. En residencias corrientes, las lamas y juntas más que el perfil son el punto de preocupación. Si te inquieta, pide fichas técnicas con clasificación de reacción al fuego y despeja dudas.
Ventanas de aluminio: potencia estructural y precisión, con condiciones
La carpintería de aluminio tiene dos caras. La mala fama viene de ventanas antiguas sin rotura de puente térmico, con perfiles que eran verdaderos radiadores. Basta apoyar la mano en invierno para apreciar el frío que pasan al interior. Eso hoy se corrige con sistemas de ruptura de puente térmico y poliamidas anchas que apartan las caras interior y exterior. Un buen sistema con RPT puede igualar o acercarse a los valores de PVC, sobre todo si el diseño del perfil cuida las cámaras y se acompaña de vidrios acordes. Aun así, a igualdad de vidrio y cuidado, el aluminio suele quedar unas décimas por encima en transmitancia térmica, que se compensa con la solidez y la esbeltez del marco.

En seguridad física, el aluminio es muy recio. Resiste mejor los intentos de palanca cuando el resto de la ventana está a la altura. Eso sí, no conviene confiarse: un perfil rígido con un herraje pobre cede igual por el punto enclenque. El beneficio estructural se aprecia en formatos grandes, hojas altas y correderas pesadas. He montado correderas de tres metros de ancho con hojas de más de 100 kilogramos en aluminio con deslizamiento fino y cierres fiables, algo que en PVC fuerza a sistemas muy específicos y aún así padece más con el tiempo.

La durabilidad en exterior del aluminio lacado o anodizado es sobresaliente. Con un lacado QUALICOAT o anodizado de calidad, aguanta décadas con limpieza básica. En zonas costeras, recomiendo solicitar garantías explícitas para ambiente marino, tornillería de acero inoxidable y juntas aptas para UV. El material no dilata tanto como el PVC y sostiene geometrías más estables en tiempos extremos de calor. Además de esto, permite perfiles más delgados, que regalan luz útil. Un marco más fino se traduce en múltiples centímetros más de vidrio por hueco, algo que el usuario nota todos los días.

Donde el aluminio exige atención es en el detalle térmico. Si se abarata en la ruptura o en los tapajuntas, aparece condensación interior en mañanas frías, sobre todo en cocinas y baños. Asimismo en encuentros mal sellados con la obra. Y, por favor, jamás aceptes aluminio sin RPT en viviendas calefactadas o con aire acondicionado. El ahorro inicial se paga a lo largo de veinte años en energía y manchas negras de moho en las jambas.
Herrajes, vidrio y sellados: la seguridad se decide en los detalles
He visto ventanas de PVC “de alta eficiencia” con cierres de dos puntos y vidrio monolítico de 4 mm, y ventanas de aluminio medias con 4 puntos de cierre, bulones regulables, bisagras de carga, hoja reforzada y vidrio laminado, que eran un muro serio. Lo repito a clientes: la ventana es un sistema.

El vidrio laminado es clave. Un 3+3 con butiral estándar ya complica el acceso fácil por el hecho de que, aunque se quiebre, el butiral retiene los fragmentos. Un 4+4 o 5+5, mejor aún. Si además de esto se utiliza un vidrio temperado en la cara exterior por seguridad humana en balconeras, resulta conveniente que la cara interior sea laminada para no dejar el hueco limpio si se rompe. Para acústica en zonas estruendosas, un asimétrico de 4+4 interior con seis mm exterior y cámara de 16 mm ofrece saltos de frecuencia que atenúan mejor el estruendos de tráfico.

En cierres, busca herraje perimetral con puntos de seguridad y chapas de cierre atornilladas al refuerzo o al nudo resistente del perfil. La manilla con llave no es indispensable en todas y cada una de las estancias, pero en planta baja disuade y evita manipulaciones desde el exterior con agujas. Las bisagras, mejor de alta carga en hojas pesadas; el herraje mal dimensionado se descuadra y pierde presión de cierre, lo que deja rehendijas y facilita la palanca.

El sellado a obra es la pieza olvidada. Un perfil perfecto vale poco si el instalador rellena el perímetro con espuma sin control y lo tapa con silicona. Para seguridad, la fijación mecánica con tornillos a premarco o a obra cada treinta a cuarenta cm, calzado, cuñas y bandas expansivas en el perímetro mejora mucho el conjunto. Asimismo evita que, con empujes, el marco baile y se abra camino a la palanca.
Resistencia real, alén del catálogo
En residencias de planta baja y áticos con terraza accesible, las ventanas padecen golpes, empujes y el ajetreo diario. Las correderas, por su naturaleza, cierran menos que una practicable. Las hojas se solapan y el cierre central queda más expuesto. Si la prioridad es seguridad, sugiero abatibles u oscilobatientes con herraje perimetral en las estancias frágiles, y reservar las correderas para huecos grandes donde el confort de paso pesa más. Existe carpintería de aluminio y carpintería de pvc particularmente certificada en clases RC2 o superiores, con vidrios y herrajes ensayados. No siempre y en toda circunstancia se precisa esa certificación, pero sirve de referencia útil para solicitar configuraciones equivalentes.

Una anécdota común en portales: balconeras de aluminio con RPT, vidrio adecuado, pero sin pestillo en la hoja pasiva. El intruso levanta la hoja, desliza una tarjeta por la junta y empuja el palillero. Abre en segundos. El antídoto era económico: bloqueo de hoja pasiva, cierre adicional de zócalo y ajuste de carros. La moraleja: no hagas reposar toda la seguridad en el perfil, ciérrala con piezas concebidas para el uso real.
Aislamiento y confort: el otro lado de la seguridad
Sentirse seguro asimismo es dormir sin frío, sin ruidos que te despierten y sin charcos de condensación por la mañana. En esto, las ventanas de PVC parten con ventaja térmica, y ambas opciones, si están bien configuradas, pueden lograr niveles altos de silencio. En un dormitorio junto a una avenida con setenta a setenta y cinco dB en hora punta, he medido reducciones de treinta y dos a treinta y ocho dB con ventanas bien resueltas. La clave fue un vidrio asimétrico laminado, juntas perimetrales en buen estado y un marco con múltiples cámaras. El aluminio, con perfiles más delgados, puede necesitar juntas de mejor calidad para compensar, mas cuando se cuida, no hay diferencia audible para un usuario medio.

Donde sí veo diferencias prácticas es en la sensación al tacto y en el fenómeno de condensación en mañanas frías. En perfiles de aluminio con RPT, la cara interior se mantiene a temperatura más estable que en los viejos sin ruptura, pero aún puede estar 1 a 3 grados bajo un PVC equivalente. Si el entorno interior tiene humedad alta por falta de ventilación, aparecerán gotas en los puntos más fríos: esquinas de marcos, junquillos, encuentros con la obra. Con ventilación natural o mecánica, ese inconveniente se reduce drásticamente en ambos materiales.
Mantenimiento y envejecimiento
Una buena ventana dura veinticinco a 40 años, y lo que falla raras veces es el perfil. Fallan juntas, felpos, herrajes, carros de correderas, siliconas. Tanto en ventanas de aluminio como en ventanas de PVC, programar una revisión anual alarga la vida: lubrificar herrajes, ajustar bulones, cambiar felpos pilosos que ya no sellan, corregir pequeñas holguras. En ribereño, la sal demanda enjuague con agua dulce cada pocas semanas en temporada ventosa. El PVC no se oxida y el aluminio lacado tampoco, pero la tornillería y los herrajes pueden sufrir. Pide tornillos inox A2 o A4 según exposición.

Estéticamente, el aluminio ofrece más variedad de acabados finos: anodizados, lacas texturadas, imitaciones madera muy logradas y perfiles más rectos. El PVC ha mejorado mucho en foliados, con películas resistentes que aguantan UV y calor, mas en tiempos muy cálidos recomiendo tonos claros para limitar dilataciones. Si buscas un minimalismo con marcos delgados, el aluminio gana por lógica edificante.
Presupuesto inteligente: dónde gastar y dónde ahorrar
En obras reales, el presupuesto manda. Lo lógico es priorizar lo que no se ve, que es lo que se nota día tras día. Con presupuesto contenido, prefiero una ventana de PVC de gama media con buen vidrio y herraje completo a una de aluminio barata con RPT justa y vidrio débil. Con presupuesto holgado o huecos grandes, la balanza se inclina hacia el aluminio de calidad por rigidez y estética.

Hay partidas que multiplican el rendimiento sin disparar costes: pasar de un vidrio monolítico 4-diez-4 a un 4+4-dieciseis-6 eleva seguridad y acústica por un diferencial que suele estar entre sesenta y cien euros por metro cuadrado de vidrio, conforme mercado. Incorporar herraje perimetral con puntos de seguridad cuesta menos que cambiar de material. Invertir en una instalación con premarco, cintas expansivas y fijación atornillada, más aún. Es el tipo de gasto que evita patologías y reclamaciones.
Cuándo escoger PVC y cuándo aluminio
Si tu residencia está en clima frío o templado con inviernos marcados, sin huecos gigantes, y te preocupa la factura energética, el PVC tiene mucho sentido. Su carpintería es más clemente con errores menores de obra, y si eliges perfiles con refuerzo y herrajes robustos, alcanza niveles de seguridad altos. Es especialmente interesante en rehabilitaciones donde se busca aislamiento inmediato y se trabaja con huecos estándar.

Si tus huecos son grandes, buscas marcos esbeltos, te atrae la precisión y la estabilidad dimensional en un largo plazo, y estás en un clima cálido o ribereño, el aluminio de calidad con ruptura de puente térmico es un caballo de batalla excelente. Gana en durabilidad perceptible, soporta pesos grandes de vidrio y permite diseños más ligeros. Con un buen vidrio laminado y herrajes convenientes, no cede en seguridad frente al PVC.
Señales de una propuesta confiable
Antes de decidir, solicita que el presupuesto desglosado incluya referencia exacta del sistema de perfil, profundidad, si lleva refuerzo en PVC y de qué espesor, anchura de la ruptura térmica en aluminio, género de vidrio con espesores, butiral o PVB si es laminado, tipo de gas en cámara si procede, marca y nivel del herraje, número de puntos de cierre, clase de permeabilidad al aire, estanquidad al agua y resistencia al viento. Un buen distribuidor de carpintería de aluminio o carpintería de pvc no se molesta por estos detalles, al revés, alardea de ellos.

También resulta conveniente visitar una obra en curso o un showroom. Tocar y maniobrar hojas y manillas cuenta más que una ficha. Al cerrar, escucha si hay crujidos o si la junta asienta uniforme. Una manilla que gira dura y un cierre que marca la goma irregularmente adelantan problemas de ajuste. Pregunta por el protocolo de instalación: si mientan premarco, nivelación con calzos, tornillos pasantes, cintas expansivas, sellado con híbridos o MS polímero, y no solo espuma y silicona, vas por buen camino.
Un caso práctico que sintetiza
Un dueño en un primero con terraza a calle ancha, orientación oeste, ruidos de setenta dB en hora punta y robos ocasionales en el distrito. Huecos de 1,20 x 1,20 en dormitorios y una balconera de dos con veinte x dos con veinte en salón. Presupuesto medio.

Solución que ha funcionado: en dormitorios, ventanas de PVC oscilobatientes de setenta y seis mm con refuerzo de acero progresivo, herraje perimetral con cuatro puntos de cierre, manilla con botón, vidrio 4+4 interior con butiral acústico, dieciseis de cámara con argón y seis templado exterior. Estanqueidad genial, caída de estruendos notable y sensación térmica cálida. En salón, corredera elevable de aluminio con RPT de 34 mm, hoja preparada para ciento ochenta kilos, cierre multipunto y doble vidrio 5+5 - 16 - seis. La rigidez del aluminio en la corredera grande marca la diferencia, el elevable asegura presión de cierre y el laminado complica la intrusión. En ambos casos, instalación con premarco y cintas expansivas. 5 años después, cero ajustes importantes, herrajes aceitados una vez al año, juntas intactas.
Lo que no hay que hacer
Los errores que más costoso salen son los que no se ven el día de la entrega. Seleccionar una corredera ligera sin cierre superior en planta baja, aceptar aluminio sin RPT en climas fríos, poner vidrio monolítico en huecos expuestos, abandonar al refuerzo en perfiles de PVC por ahorrar, o confiar la instalación a quien sella con silicona y poco más. Son resoluciones que se traducen en frío, estruendos, entradas de agua y una palanca que vence en segundos.

Lista corta para una revisión final del pedido:
Confirma herraje perimetral y puntos de cierre, y que el marco está reforzado donde corresponde. Exige vidrio laminado en por lo menos una cara en huecos frágiles, y asimetría si buscas acústica. En aluminio, comprueba ruptura de puente térmico suficiente; en PVC, refuerzos y foliado apto si escoges colores oscuros. Pide por escrito el método de instalación y los materiales de sellado. Asegura mantenimiento básico: lubricación anual, limpieza de desagües y revisión de juntas. Cierre abierto: elegir con criterio propio
Ni el PVC es siempre y en toda circunstancia la panacea ni el aluminio la única opción “seria”. La seguridad y la resistencia real nacen de un conjunto equilibrado. Define tus prioridades y tu contexto, pide datos medibles y no cedas en los puntos que marcan la diferencia: vidrio, herraje, ruptura térmica o refuerzo, e instalación. Con esa base, tanto las ventanas de pvc como las ventanas de aluminio pueden darte un hogar más seguro y más confortable durante muchos años. Y si dudas entre dos presupuestos parecidos, piensa en de qué forma vas a vivir esas ventanas: cuántas veces abrirás al día, qué estruendos tienes fuera, cara dónde mira el sol en agosto. La ventana correcta es la que responde bien a tu vida, no solo a la ficha técnica.

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